jueves, 26 de marzo de 2009

LA ESTRUCTURA DE LA CIENCIA

VISTA de manera muy general, la ciencia moderna está basada en tres elementos distintos, que aparecieron en tiempos muy diferentes durante la evolución de nuestra sociedad. Estos tres elementos pueden identificarse de varias maneras, pero una de las más claras es presentándolos como tres renuncias sucesivas a sendas posturas filosóficas que en sus épocas se juzgaron inexpugnables. Tales renuncias pueden caracterizarse de la manera siguiente: 1) renuncia a las explicaciones sobrenaturales de los fenómenos propios de la naturaleza; 2) renuncia a la búsqueda de respuesta a las grandes preguntas, como por ejemplo, ¿de qué está formado el Universo?, o ¿cuál es el destino del hombre?; 3) renuncia al intento de contestar cualquier pregunta (grande o pequeña) sobre la naturaleza por medio del uso exclusivo de la razón.

I) El primer paso en el desarrollo de la ciencia ocurrió en Grecia hace unos 25 siglos (en el siglo V a. C) cuando un pequeño grupo de pensadores conocidos como los filósofos presocráticos empezaron a abandonar sus creencias primitivas y mitos tradicionales sobre la creación del mundo y la naturaleza de todas las cosas, y a sustituirlos por teorías que no tenían elementos divinos o sobrenaturales sino que se limitaban exclusivamente a los componentes propios de la realidad. Se dice que la ciencia y la filosofía se iniciaron cuando Tales de Mileto (siglo VII a. C.) propuso: "Toda la realidad está formada por agua" como respuesta a la antigua pregunta sobre la composición del Universo. Aunque se antoja que la proposición de Tales de Mileto es demasiado simple para constituirse en el cimiento de toda la ciencia y de toda la filosofía, no es el contenido de la frase sino su sentido general lo que la hizo importante, y no es lo que dice sino lo que excluye lo que la hizo inmortal. En efecto, Tales no habla de Titanes, de Zeus o del Olimpo; su única referencia es a un elemento de la realidad; su proposición se refiere al mundo natural y por lo tanto posee una virtud insigne: se puede examinar objetivamente para determinar si es cierta o no. Otros filósofos presocráticos, como Anaxímenes, Anaximandro, Parménides, Empédocles, Alcmeón, etc., hicieron otras proposiciones, distintas a la de Tales en su contenido pero semejantes en su renuncia a elementos sobrenaturales. En la historia del pensamiento científico, éste es indudablemente el paso más importante porque lo hace posible.

II) El siguiente paso en la evolución de la ciencia fue el más prolongado y probablemente el más doloroso, porque culminó con la abdicación de la filosofía como Regina Scientiarum y el surgimiento de los distintos precursores de las diferentes ciencias actuales. Se carateriza por la sustitución de las grandes preguntas sobre la naturaleza por otras menos ambiciosas, más simples y aparentemente intrascendentes, pero con una propiedad maravillosa: eran (y son) potencialmente susceptibles de respuesta. En los muchos siglos que tardó esta transformación el mundo occidental vio el surgimiento, la gloria y el colapso del helenismo, la aparición y el derrumbe del Imperio romano, la hegemonía política y espiritual de la Iglesia católica, la irrupción y el dominio del Islam en Europa. Sin embargo, renunciar a las grandes preguntas era necesario pero no suficiente para que surgiera la ciencia, sobre todo cuando persistía la idea de que las respuestas correctas podían ser generadas por puro raciocinio. En otras palabras, el principal y único instrumento utilizado para explorar a la naturaleza era el cerebro del investigador, quien pensando intensamente y obedeciendo el principio de la consistencia lógica interna podía descubrir la verdad sobre los fenómenos naturales. Este fue el "modo griego de mirar al mundo", que con frecuencia se identifica con el método científico. Es indispensable afirmar con toda vehemencia que tal postura es característica de la filosofía, pero que no tiene nada que ver con la ciencia; de hecho, se trata de una postura típicamente anticientífica.

III) Después de la renuncia a las explicaciones sobrenaturales de la realidad, y de la renuncia a las grandes preguntas sobre la naturaleza, lo que todavía faltaba para que surgiera la ciencia moderna era la renuncia a la autoridad de la razón. Esto no quiere decir (de ninguna manera) que debía hacerse sitio a la sinrazón; lo que significa es que debía aceptarse que, para entender a la realidad, la razón es necesaria pero no suficiente. El elemento que falta es absolutamente indispensable para que la ciencia exista, es una conditio sine qua non; me refiero a la experiencia, al contacto continuo con la realidad por medio de observaciones, comparaciones, analogías y experimentos. La ciencia es una actividad humana creativa cuyo objetivo es el conocimiento de la naturaleza y cuyo producto es el conocimiento; este producto se confirma cuando hay consenso sobre su validez en el seno de la comunidad científica experta. Tal consenso se basa sobre todo en la reproducibilidad de los datos, cuando se siguen las indicaciones especificadas al respecto. La razón es necesaria, pero la verificación objetiva de los fenómenos es indispensable. La esencia de la ciencia es la experiencia, que debe ser pública y reproducible. En la ciencia, la única que siempre tiene la razón es la naturaleza; el oficio del científico es entenderla.

Perez Tamayo, Ruy. (____) En busca de Minerva. SEP-FCE-Conacyt, México

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